Siempre he detestado las figuras de porcelana al estilo Lladró. Y los jarrones del mismo material me parecen más bien simplones. No le veo la gracia a los juegos de té ni a las soperas. Y de las muñecas de porcelana no me fío. Nunca pensé en querer decorar con esta cerámica por mucha delicadeza y buen gusto transmita. Incluso lo veo algo bajo, adornando televisores y baldas de fotos de comunión junto a recuerdos de bodas con esa specie de caramelos ultra duros con almendra envueltos en un trocito de tul.
Eso pensaba hasta que hace ya un tiempo vi lo que hacía Jessica Harrison. Entre otras obras que merecen ser vistas, llamó mi atención sus decorativos personajes. Sí, también son figuritas de porcelana, vestidas al estilo del siglo XIX. Tan poco llamativas como el resto, si no fuese por los detalles, que aún siendo macabros, no les hace perder la sonrisa. Incluso los craneos, aunque estos siempre sonrien.
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