
Y castigarme sin postre.
Hace unos meses Karl decía que nadie quería ver mujeres con curvas en pasarela. Ya se había negado anteriormente a hacer tallas mayores que la 38 ya que no se dedicaba a diseñar para mujeres con sobrepeso. También dijo que las que se quejaban de que las modelos estaban demasiado delgadas eran amas de casa viendo la tele en el sofá hinchándose a patatas fritas.



Virginie Élisabeth Louise Charlotte Antoinette Thérèse Marie Oldoïni, más conocida como condesa de Castiglione, fue una espía italiana que se tiró a Napoleón III, influyendo y ayudando en la unificación italiana a mediados del s. XIX. Seguro que hizo más cosas por allá la aristócrata esta, pero no me interesan demasiado. Ya se sabe que no soy ni muy espabilada ni muy culta, así que no me las daré de tal dando una clase y dejaré a los amantes de la historia dichos menesteres.
Esta un tanto excéntrica condesa llamó mi atención por una serie de retratos y fotografías que se hizo tomar por Pierre-Louis Pierson, fotógrafo de la corte francesa, a lo largo de unos 40 años. Fueron mas e 400, pero actualmente no sé cuántas se conservarán o dónde.
Le gustaba retratarse interpretando diferentes roles, difrazándose, recreándose una y otra vez, para los que hizo condtruir diferentes escenarios y ambientes. Algunas fotografías las hizo pintar y otras las pintaba ella misma, para matar lo plano de la ausencia del color. También mandó sacar fotos de sus pies y piernas (no más ariba de la rodilla), lo que para entonces era bastante escandaloso. Serían las primeras obras en tocar la podofilia?

Ella era conocida en su época for sus excéntricas maneras y sus elaborados vestidos. Era una persona muy educada, que hablaba fluidamente 4 idiomas y dominaba la música y la danza. Era considerada la más bella de su época, siendo además muy alegre, despreocupada, soñadora y amante de las fiestas y los viajes. Su entrada en los bailes, siempre tarde, la hacía escoltada hasta la esquina del salón para desde allí poder ver la reacción que su presencia causaba en el resto de invitados. Decían que encandilaba al momento que la veían, pero en unos minutos conseguía ennvervar a cualquiera debido a su arrogancia. De echo, decía no hablar con mujeres. Se quería demasiado. En las fotografías o cuadros en que se hacía retratar a menudo utilizaba espejos y se miraba y se miraba. Y se miraba más.
Con el tiempo, se hizo, como todas, una vieja pelleja que sólo salía cuando ya había anochecido. Vivia en un oscuro apartamento en París con las habitaciones decoradas de un negro impoluto, con las ventanas cerradas y los espejos tapados para no enfrentarse así a su imagen envejecida y su pérdida de belleza. A finales de siglo, contactó de nuevo con Pierson para una nueva serie de retratos, sufriendo ya una creciente inestabilidad mental. Su pelo era lacio y los dientes se habían caído, sólo el atuendo era el mismo. Su expresiva mirada era sustituida por una profunda tristaza. Su barrroco esplendor había decaído en una parodia de sí misma.
Murío a finales de 1899, soñando con una retrospectiva de sus obras (que nunca llegaría) en la Exposición Universal de 1900 bajo el título de "La mujer más bella del siglo".
Y es que la semana pasada por fin vi Zombieland.
Volvamos a la butaca.
A ver, a ver, aver. Hay algo que no en caja. No voy a quejarme del frio que hace, que últimamente parace no sólo el tema más recurrente enun ascensor, sino en cualquier sitio. Lo primero y lo último que se comenta. Bueno, sí, hace frio, pues abrigate! Ahí es donde quería llegar, y es que no lo entiendo. Yo salgo a la calle bien vestida y tapadita, casta, casta como yo soy. Capa sobre, capa, cebolla del todo, u ogro que diría el monstruo verde. Las cebollas tienen capas, los ogros tienen capas y Malhecha cuando sale tiene capas. Ropa interior, medias/más medias y más medias, calcetines, pantalones/falda, botas/zapatillas, camiseta, jersey, sudadera, abrigo, pañuelo, guantes y mis carnes considerablemente rellenas. Entonces salgo. Voy al metro con cara de sobada, llego a mi destino y cuando empiezo a despertar y a darme cuena de lo que hay por ahí, qué veo? Jovenzuelas con medias, pantalones cortos, jersey y chaquetilla o chaleco acolchado. Entonces empiezo a pensar que algo raro me pasa. Soy demasiado sensible al frio? Es sábado por la noche y todo el mundo va borracho con esa falsa sensación de calor? No me acerco lo suficiente a las estufas invisibles que el ayuntamiento de Bilbao a puesto por las calles? No llevo los bolsillos llenos de castañas y ellas sí? En realidad no hace tanto frio? Hace demasiado tiempo que no salgo y es esta la temperatura normal a la que todo el mundo está acostumbrado? El resto es noruego? En realidad se me ha olvidado vestirme? He metido la ropa en la nevera sin darme cuenta de que no es verano? TAntas coasas se me ocurren, y tan magníficamete absurdas que no puedo sino creerlas todas. Ahora empiezo darme cuenta de que la teoría que sostenía sobre que el frio es psicológico puede tener algún que otro fallo y no ser an acertada como pensaba. Así pues, me cago en quien maneje el tiempo.
Me estoy volviendo a obsesionar con el latex. Y no me refiero a condones, no. Hablo de vestirse con ello. La ropa confeccionada en latex no va sólo dirigido a amantes del sadomasoquismo, el fetichismo extremo (asfixia, tetas hinchadas, envasados al vacío...), ni para ropa de enfermera o monja, ni son sólo para esos simples monos, botas, corsés, guantes, vestidos lápiz y ligueros. Bueno, que todo lo anterior no está mal, pero es más qué común qeu sea eso lo que se conozca y se busque, pero también hay quien hace otras exquisitas con este material. Pero para estas cosas, más vale ver que leer.


Estos son 2 que me gustan, pero hay muchas muchas muchas más cosas interesantes por ahí. Algún día las habrá hechas por mí ;P