viernes, 27 de agosto de 2010

A lo "Querido diario..."

Bien y bien y bien, por fin he terminado la falda entre días beoda y resacosa (que por cierto, si no es en uno de estos estados o doble plus bien acompañada, no consigo conciliar el sueño). Debería haber acabado hace un par de semanas, pero por lerda o por princesa (por eso del palacio y el ritmo de sus cosas) siempre encuentro algo mejor o más tonto que hacer. Dentro de un mes es el desfile y aún me queda un maldito modelo entero del que todavía no está hecho ni el boceto. Ya, estas cosas se piensan todas en conjunto y luego patrones y patrones, costuras y costuras. Pero a estas alturas ya no hay remedio.

Las señoritas que se lo pongan no irán con las mamellas al aire, que ellas son más finas. Otro día tendré que hablar sobre mi finura. Últimamente dudo si es más cercana a la de un dandi o a la de un camionero. Pero ese es tema para otra mañana, ahora, una cremallera me reclama.

viernes, 13 de agosto de 2010

Dos carretas


No quiero las de Sabrina ni las de Alaska, no enormes e incómodas, no las quiero redondas, globosas, feas y mal operadas, no digo que esté plana, no digo que sean feísimas, no es porque no les gusten y no es para llamar más la atención, no quiero parecer una Barbie y no estoy descontenta del todo conmigo, no me quejo del resto (o no ahora mismo) y no quiero volver a hace dos años y pico. Sólo quiero las que tenía!!

martes, 10 de agosto de 2010

El dedo más feo del mundo

Los pies son feos, no nos vamos a engañar (por mucho que vuestros respectivos os digan que los vuestros no), pero podemos hacer algunas cosas para empeorarlos. El año pasado por lo menos iba contenta con mi precioso vendaje (esto me pasó), pero esta vez ni eso. Así fue como ayer me hice con mi nuevo horroroso y doliente dedo gordito:

Dormía yo plácidamente junto a mi fiel y bonita mascota de metro ochenta cuando su aparato del diablo llamado teléfono móvil me despertó. Eran las doce, sí, pero son vacaciones! Con pocas ganas, me doy cuenta de que es absolutamente necesario levantarme e ir a evacuar líquidos. Con los ojos medio cerrados voy, vuelvo, y al poner mi culo en la esquina de la vieja cama... croc! No, joder, tiene que soltarse esta mierda ahora, después de años y años y años y años que tendrá?! Pues sí, parece que es el mejor momento. Hago un mínimo esfuerzo con los párpados para ver qué había ocurrido y tras un resoplido veo que sí, que ha cascado y no hay manera de arreglarlo, o por lo menos no al momento. A los dos minutos de despertar sobresaltada, ahí estaba, en paños menores levantando un colchón y moviendo (maldito sea!) un somier. Él tiró antes de que yo lo sujetase y... chof! kilos de madera y metal sobre mi pie, dedito "espachurrado". Todo eso pasó en los 4 primeros minutos de mi mañana. La noche anterior, no pudimos reproducir una peli, no había ningún libro apetecible para el momento, no encontré ni un Quiz y no podía dormir. Yo veo más que claro que alguien no me quería en esa casa.

domingo, 8 de agosto de 2010

Cerebro, mano, corazón

A la cuarta fue la vencida. Aunque ahí-ahí le anduve, a punto de dormirme. Es lo que me pasa con las pelis largas o las que pongo después de comer, que el cerebro prefiere apagarse.
Esta vez no vi la peli en el sofá de casa, sino en un teatro con una orquesta en directo, como antiguamente se hacía. La versión era la encontrada en Buenos Aires hace un par de años, con más metraje que las que había intentado ver hasta entonces. No voy a hablar de tecnicismos ni historias concretas, eso se lo dejo a los entendidos, pero yo como mera aficionada al séptimo arte he de decir que esta me gustó, y mucho. La arquitectura me maravilló, así como la estética general y la forma de actuar de María, principalmete cuando es "la falsa". Y el robot mola, absoluta inspiración para el dorado droide de Gorge Lucas.
Fue una suerte que mis vacaciones canadienses fuesen en los días en los que allí se celebraba el festival de cine Fantasia, donde pude disfrutar, además de la proyección de Metropolis, de unas cuantas frikeces que de otro modo no hubiese videado o por lo menos, ni tan pronto ni en cine.

domingo, 1 de agosto de 2010

De vuelta en casa.

Domingo, casi las 7 de la tarde y empiezo a tener hambre. Os presento a mi frigorifico. Cocina tú algo con esto.Por cierto, Montreal mola. Y Nueva York apesta. Literalmente.